La nota, con la claridad habitual del pensamiento liberal describe, marca dos polos, el poder y la sociedad.
• El poder, ellos, nosotros la sociedad; • El poder, ellos, los políticos y funcionarios del estado, fuertes y arbitrarios, nosotros los ciudadanos débiles e inconstantes; • El poder, sagazmente organizado y estratégico, nosotros los civiles desorganizados y espasmódicos, siempre sorprendidos por el zarpazo de ellos; • El poder, escurridizo y zigzagueante para evitar los controles de la ciudadanía, nosotros los civiles, sin herramientas para siquiera enterarnos de cómo disponen de nuestro dinero; • El poder, ellos, peleándose y discutiendo por “baldosas” de poder, nosotros, los “súbditos” , cual monarquía medioeval, con todas nuestras expectativas insatisfechas y sin respuesta; • El poder, ellos, con conductas antojadizas, personalistas y egocéntricas sin ninguna vocación de servicio, nosotros, “los de abajo” observando impávidos la danza impúdica de individualidades que indecentemente, y sin ningún pudor, exhiben con hedonismo repugnante; • El poder, ellos, los mandatarios, con impunes, indolentes y permanentes muestras de burlesca desobediencia al mandato, nosotros, los mandantes burlados, indefensos y ridiculizados frente al tragicómico sainete;
Es evidente que esta dramática, trágica y tediosa dialéctica,( ellos-nosotros) se da en el marco de una organización fascista de la sociedad, sin República que organice, divida, seccione, limite, reduzca al poder, a ellos, y lo ponga realmente al servicio de sus titulares, nosotros, los soberanos.
De ahí que, la única lucha válida a dar si queremos avanzar en nuestra republiqueta autoritaria, es la lucha esencialmente cultural contra el populismo y su raíz ideológica que es el fascismo, en nuestro caso, con perfecta identificación histórica, política y partidaria…el peronismo.
La nota, con la claridad habitual del pensamiento liberal describe, marca dos polos, el poder y la sociedad.
ResponderEliminar• El poder, ellos, nosotros la sociedad;
• El poder, ellos, los políticos y funcionarios del estado, fuertes y arbitrarios, nosotros los ciudadanos débiles e inconstantes;
• El poder, sagazmente organizado y estratégico, nosotros los civiles desorganizados y espasmódicos, siempre sorprendidos por el zarpazo de ellos;
• El poder, escurridizo y zigzagueante para evitar los controles de la ciudadanía, nosotros los civiles, sin herramientas para siquiera enterarnos de cómo disponen de nuestro dinero;
• El poder, ellos, peleándose y discutiendo por “baldosas” de poder, nosotros, los “súbditos” , cual monarquía medioeval, con todas nuestras expectativas insatisfechas y sin respuesta;
• El poder, ellos, con conductas antojadizas, personalistas y egocéntricas sin ninguna vocación de servicio, nosotros, “los de abajo” observando impávidos la danza impúdica de individualidades que indecentemente, y sin ningún pudor, exhiben con hedonismo repugnante;
• El poder, ellos, los mandatarios, con impunes, indolentes y permanentes muestras de burlesca desobediencia al mandato, nosotros, los mandantes burlados, indefensos y ridiculizados frente al tragicómico sainete;
Es evidente que esta dramática, trágica y tediosa dialéctica,( ellos-nosotros) se da en el marco de una organización fascista de la sociedad, sin República que organice, divida, seccione, limite, reduzca al poder, a ellos, y lo ponga realmente al servicio de sus titulares, nosotros, los soberanos.
De ahí que, la única lucha válida a dar si queremos avanzar en nuestra republiqueta autoritaria, es la lucha esencialmente cultural contra el populismo y su raíz ideológica que es el fascismo, en nuestro caso, con perfecta identificación histórica, política y partidaria…el peronismo.