sábado, 11 de febrero de 2012

La indolencia es siempre onerosa

La indolencia es siempre onerosa

Hemos escuchado hasta el cansancio esa frase que muchos ciudadanos repiten y que insiste en aquello de “no me interesa la política”. Se podría decir que todos tenemos derecho a tener preferencias, asuntos que nos interesen y otros que realmente no nos generen reacción alguna

1 comentario:

  1. Entren otras cosas Alberto, creo que esta cultura del “in-compromiso” cívico, podría tener que ver con la cultura de la democracia delegativa versus la participativa. Votamos, delegamos “el mando”, y chau!...y para más, le atribuimos a las matemáticas la magia de resolver lo que queda de esa pobrísima acción (las falsarias mayorías), y nos desentendemos hasta la próxima elección..! En ese episódico, instantáneo e intrascendente acto - la votación - también le damos a estos “chantas” de los políticos el argumento de la legitimidad-legalidad del poder asentado en la arbitrariedad del número. Las democracias semi-directas como la Suiza, intentan mitigar, (y digo mitigar y no resolver porque la apatía política, sobre todo entre los jóvenes, es muy alta) el problema que tiene raíces mucho muy profundas; en ese país ( en el que el voto no es obligatorio* vota el 40% de la sociedad) se vota en promedio 6 veces por año…Para usar una metáfora, a un intendente no se le ocurre cambiar un semáforo si no lo consulta con la comunidad.
    *El voto nunca debiera ser obligatorio, ese 40% de la población que se interesa por la cosa pública, es la que termina decidiendo con su elección el destino de los asuntos comunes de un país, y el otro 60%, con su desidia deberá soportar , como bien los has señalado en tu nota, la onerosidad de los resultados. Ciertamente en ese 60 % se encuentra la mayor parte de la opinión manipulable, por eso es que estos cretinos que sostienen la obligatoriedad del voto, que curiosamente coincide con los países de menor rango y estatura socio-política e institucional, lo sostienen “a muerte”.

    ResponderEliminar