Cuando los caudillos desaparecen
saltarse
a la torera las reglas y las instituciones. El papel de las personas
era aplaudir y repetir consignas: “lo que usted ordene y cuando lo
ordene, Jefe”.
El gran problema del caudillo carismático es que no puede transmitir su poder. Pueden designar herederos, pero la relación entre éstos y los gobernados es muy diferente. El previo endiosamiento del caudillo sustituido pesa como una losa sobre la imagen del delfín.
En Argentina nadie ha podido calzar las botas de Perón, aunque todos invocan su santo nombre en vano, y en Cuba Raúl Castro sufre la constante comparación con su hermano Fidel. En voz baja y con mala leche le llaman el “Mínimo Líder”.
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Si hay alguna moraleja en esta triste historia, es que el mesianismo y los caudillos carismáticos son tremendamente perjudiciales para las sociedades. No hay sustituto para el poder racional arraigado en las instituciones, la subordinación a la ley, la meritocracia, la competencia, la rotación ordenada de los mandatarios y la cordialidad cívica con el adversario. Es así como se gobiernan las treinta naciones más exitosas del planeta. No es así como se gobierna Venezuela. Por eso, después de Chávez, es probable que sobrevenga el diluvio.http://www.notiar.com.ar/contenido/internacionales/int_7859.htm#1http://www.notiar.com.ar/contenido/internacionales/int_7859.htm#1
El gran problema del caudillo carismático es que no puede transmitir su poder. Pueden designar herederos, pero la relación entre éstos y los gobernados es muy diferente. El previo endiosamiento del caudillo sustituido pesa como una losa sobre la imagen del delfín.
En Argentina nadie ha podido calzar las botas de Perón, aunque todos invocan su santo nombre en vano, y en Cuba Raúl Castro sufre la constante comparación con su hermano Fidel. En voz baja y con mala leche le llaman el “Mínimo Líder”.
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Si hay alguna moraleja en esta triste historia, es que el mesianismo y los caudillos carismáticos son tremendamente perjudiciales para las sociedades. No hay sustituto para el poder racional arraigado en las instituciones, la subordinación a la ley, la meritocracia, la competencia, la rotación ordenada de los mandatarios y la cordialidad cívica con el adversario. Es así como se gobiernan las treinta naciones más exitosas del planeta. No es así como se gobierna Venezuela. Por eso, después de Chávez, es probable que sobrevenga el diluvio.http://www.notiar.com.ar/contenido/internacionales/int_7859.htm#1http://www.notiar.com.ar/contenido/internacionales/int_7859.htm#1
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