El país agoniza
El
país agoniza, pero no quiere enterarse. Crisis en el sistema de
gobierno; por el quebrantamiento de la división de poderes que
caracteriza a los países democráticos y civilizados.
Crisis en el régimen jubilatorio, por asignación a otros destinos de los fondos que genuinamente corresponden a los jubilados.
Crisis en el transporte, en el sistema vial, en el de salud, en la energía, en la educac
ión, en la seguridad interior y exterior. Crisis de valores, desde los más accesorios a los más fundamentales.
Crisis de autoridad y respeto, donde un funcionario público, totalmente
lego, no sólo se atreve a cuestionar los fallos de jueces quienes, para
llegar a esa alta investidura, han debido acreditar innumerables veces
sus capacidades, si no que se permite cuestionar la idoneidad moral para
el desempeño del cargo.
Lenta agonía, en donde los esfuerzos
de un gobierno no se centran en la resolución de los problemas que
aquejan a la sociedad, sino en el mantenimiento de una continua lucha
contra los sectores discrepantes, contra todos ellos, y emplea
cuantiosos recursos del Estado en su lucha, recursos que podrían
destinarse a paliar el hambre y la miseria de vastos sectores de la
sociedad.
Así, los ciudadanos ven restringidas sus libertades y
disminuidas la capacidad de iniciativa. Dentro de tal contexto, no
queda otra cosa que erguirse, afrontar el desafío, demostrar el rechazo,
formar conciencias y proponer alternativas superadoras de esta
decadencia.
Jorge Augusto Cardoso
Crisis de autoridad y respeto, donde un funcionario público, totalmente lego, no sólo se atreve a cuestionar los fallos de jueces quienes, para llegar a esa alta investidura, han debido acreditar innumerables veces sus capacidades, si no que se permite cuestionar la idoneidad moral para el desempeño del cargo.
Lenta agonía, en donde los esfuerzos de un gobierno no se centran en la resolución de los problemas que aquejan a la sociedad, sino en el mantenimiento de una continua lucha contra los sectores discrepantes, contra todos ellos, y emplea cuantiosos recursos del Estado en su lucha, recursos que podrían destinarse a paliar el hambre y la miseria de vastos sectores de la sociedad.
Así, los ciudadanos ven restringidas sus libertades y disminuidas la capacidad de iniciativa. Dentro de tal contexto, no queda otra cosa que erguirse, afrontar el desafío, demostrar el rechazo, formar conciencias y proponer alternativas superadoras de esta decadencia.
Jorge Augusto Cardoso
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