Acá es tabú hablar de productividad o de competitividad o de inversiones. A estas formidables palabras -que implican trascendentales aspectos que cimentan la PROSPERIDAD colectiva- les pusieron la etiqueta y consecuentemente está prohibido hablar de ellas o sobre ellas, so riesgo de que le caiga al atrevido el sambenito de oligarca o ultra liberal.
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